Durante uno de « nuestros tramos de la vida », tuvimos un hotel-restaurante en Guya ne. Eso nos proporcionó tantas satisfacciones que deseábamos re-comprarlo.Pero al mismo tiempo, apareció la oportunidad de adquirir esta antigua granja familiar, para convertirla en una casa de huéspedes en Pays Basque, inmediatamente atrapamos la ocasión! Pudimos preparar con tiempo y a largo plazo este proyecto: regresar a nuestros orígenes y crear un lugar de acogida para todos aquellos que desean descubrir nuestra región de nacimiento.
Las superficies del terreno y de la casa eran suficientes para permitir crear diversos espacios privados independientes conservando una amplia sala, espacio común para las comidas y el reposo junto al rincón de la chimenea.
Hemos concebido la renovación completa priorizando el confort de todos nuestros futuros invitados:
Azkena, es el nombre de nuestra casa. Eso quiere decir « la última » en vasco. Este nombre hace referencia a nuestro retorno a las raíces después de muchos viajes por el mundo.
Arrast-larrebieu, es el nombre de nuestro pequeño pueblo, situado en las estribaciones de los Pirineos.
Azkena, es el nombre de nuestra casa. Eso quiere decir « la última » en vasco. Este nombre hace referencia a nuestro retorno a las raíces después de muchos viajes por el mundo. Ambos nacimos en el Pays Basque donde nos conocimos cuando estábamos todavía en la escuela. Mas tarde estuvimos más de 30 años en el extranjero, en diversas regiones del mundo. Hace algunos años, nos surgió con fuerza el deseo de regresar a nuestra región del corazón y nos reinstalamos allí donde habíamos crecido. Esta destinación es « la última » que deseamos tener. Además « Azkena » es también « la última » casa del poblado, la más tranquila! Compramos una antigua granja, cuya explotación había finalizado ya hacía algunos años.
Esta casa siempre ha pertenecido a nuestra familia, por eso pudimos acceder a su compra. De hecho, una casa vasca se transmite de generación en generación, como descubrirá en nuestra página dedicada a «la casa». La rehabilitamos desde el suelo hasta el techo para hacer de ella un lugar de intercambio y convivencia. El granero se convirtió en nuestra cocina, nuestro salón en comedor. Las cuadras y establo, las habitaciones que dan al jardín. Y los campos alrededor de la granja se han convertido en el parque que envuelve la casa para el confort de nuestros invitados, también el huerto donde cultivamos una gran parte de las verduras y legumbres que cocinamos en la casa. El resto, una gran pradera bordeada de bosque que sirve de hogar a nuestras 4 yeguas.